noviembre 09, 2010

EDITORIAL

Algo está cambiando en la política nacional e internacional. Sólo quiero reflejar un hecho que pasó desapercibido para la prensa en general pero que a mí, como escritor, me ha llamado la atención.
Cuando falleció el ex Presidente Néstor Kirchner vinieron mandatarios de otros países entre los que destaco al presidente Correa de Ecuador, a Chávez de Venezuela, a Mujica de Uruguay, a Morales de Bolivia y alguno más que ahora no puedo precisar, pero lo que deseo hacer mención es que en las palabras de condolencia se nombraron a Eduardo Mallea, a Miguel Ángel Asturias, a Juan Gelman y se parafraseó a José Martí. Después la televisión (poesía por televisión?) pasó varias veces un poema de Joaquín Areta leído por el propio Néstor Kirchner.
Cuando hicimos el encuentro de Letrarte 98 propusimos una cátedra de poesía a cargo de poetas y dimos como ejemplo que en la asunción del presidente Clinton a su lado estaba Allen Ginsberg uno de los más conocidos poetas de la Generación Beat.
Evidentemente no eran los tiempos para Sudamérica pero ahora parece que algo ha cambiado, no sólo por esta unión latinoamericana donde los presidentes se tratan entre ellos de “compañero” o llaman por su nombre de pila a los presidentes cuya ideología no es tan cercana o incluso opuesta.
No hacía falta la todavía (para nosotros) inexistente wikileaks para saber que en la cultura nos reconocíamos y gracias a ella reconocíamos todos al imperio. La Cultura ya no es peligrosa y recordemos que Nixon le temía más a John Lennon que a Ho Chi Min y los milicos de la dictadura prohibieron hasta “El Principito”.
Estos dirigentes que leen, escriben y recitan, ciertamente se parecen a sus pueblos, a la gente de la cultura que surge de cada pueblo y tal vez logren dar a sus pueblos, aparte de la necesaria Justicia Social, la libertad de pensamiento a la que sólo de llega a través de la cultura.

Julio Carabelli

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